Y la sospecha de que ni sospechas cuanto te amo.
Tengo tu foto puesta en la pupila,
y con tu voz baila el estribo, el yunque y el martillo.
Tengo risas, tengo
tengo un termostato que me enciende cuando estas
y que me apaga si te vas para no morir de la nostalgia.
Adiós melancolía!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario